Según La República, que cita a fuentes de la Policía Nacional del Perú, los extorsionadores de hoy en día emplean entre 50 y 100 cartuchos de dinamita al mes. Estas mafias, que atacaron recientemente una vivienda en la avenida Santa de Trujillo y afectaron a más de 200 inmuebles y negocios, consiguen estos materiales de la minería informal, camuflada bajo la etiqueta oficial de “en proceso de formalización”.

Lo peor es que un cartucho de dinamita se puede adquirir por tan sólo 10 soles en el mercado negro.

El medio de comunicación señala que la ley que regula el uso de armas de fuego, municiones y explosivos cambió hace cinco años. Antes, la policía custodiaba los envíos solicitados por las mineras y verificaba su origen legal a través de las guías de remisión. El cambio en la legislación flexibilizó la compra: ahora basta con tener vigilancia privada, «que no rinde cuentas», lo que abre la puerta a irregularidades.

«Ese vacío ha sido explotado al máximo por las mafias, con la complicidad de mineros informales registrados en el Reinfo. Lo que antes era un instrumento de trabajo en socavones hoy se ha convertido en el arma predilecta de las bandas que controlan la extorsión en Trujillo y otras provincias de La Libertad», afirma La República.

¿Qué se necesita para comprar dinamita?

Se requiere la autorización de la Sucamec, contar con un polvorín y tener personal autorizado para manipularla. El problema es que los «mineros informales que operan en Pataz (La Libertad), sospechosamente, cuentan con polvorines en Arequipa y Tacna».

Ángel Santoyo Puicón, exintegrante de la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) de la Policía Nacional, apunta que el 5 % de la dinamita comprada por mineros informales “termina en manos de las organizaciones criminales”.

No es el único problema. La República también cita a un exoficial que “lamentó que en Trujillo solo existan cuatro agentes especializados en desactivación de explosivos”.